Las marcas deben adaptarse a la “nueva normalidad”, pero, ¿vale todo?
Todo está cambiando.
Hemos visto una avalancha de marcas redefiniendo su oferta en cuestión de días. Transformando sus procesos para seguir siendo relevantes (y rentables). Ampliando canales de venta y atención de la noche a la mañana. Pasando de lo físico a lo digital de manera exprés. Reinventando la forma de comunicar su qué, su cómo y su por qué. Ok. Pero ¿por qué hacerlo de manera mimética? ¿Por qué dejarnos llevar por la inercia y el “me too”?
La nueva normalidad nos abre un escenario de oportunidades, de planteamiento de nuevos modelos, nuevas formas de expresión… donde la creatividad con la que las abordemos marcará la diferencia. Una credibilidad que en ningún caso deberá significar perder el foco de lo que somos como marca.