¿Deben las marcas posicionarse frente a una guerra?

 

No se trata de castigar sino de ser consecuente con tus valores

Para bien o para mal, las marcas no son ajenas al contexto social que les toca vivir. En este sentido, las últimas semanas hemos presenciado diferentes reacciones a la invasión rusa de Ucrania por parte de las compañías.

Desde el éxodo hasta el boicot, pasando por iniciativas solidarias para ayudar a los refugiados. Porque, por difícil que sea la situación, los consumidores de hoy esperan respuestas contundentes de las marcas que compran (solo el 16% se muestra contrario a que las marcas se involucren de una u otra manera).

Y es que en los últimos años las empresas y las marcas han demostrado tener un poder real para provocar el cambio, impactando en temas como la justicia racial, el feminismo, o la sostenibilidad. Las marcas se han convertido en una herramienta más a través de las que dar apoyo a causas y mostrar nuestra forma de pensar.

Pero de la misma forma que los consumidores usan las marcas como estandartes de valores, también las someten a un continuo escrutinio. De hecho, según el estudio ‘Marcas con conciencia social’ de Hotwire, un 53% de los consumidores ha vetado en alguna ocasión a una marca por su manera de comportarse.

En cualquier caso, por mucho que las grandes marcas sean percibidas por los consumidores como actores globales tan importantes como algunos gobiernos, su papel no es el de librar guerras.

Y es precisamente por eso por lo que no deben premiar ni castigar a nadie sino reflexionar y ser consecuentes con sus principios como marca.

Airbnb ha lanzado una iniciativa para dar asilo a los refugiados que huyen de Ucrania. A través de airbnb.org, los usuarios pueden ofrecer su espacio de forma gratuita o con descuento, o aportar un donativo que ayude a sufragarlo.

Aunque al principio UNIQLO optó por mantener sus tiendas abiertas sosteniendo que ‘la ropa es una necesidad básica’, tras la presión internacional finalmente también ha suspendido sus operaciones en Rusia.

MANGO no sólo ha cerrado temporalmente sus tiendas en Rusia, sino que en respuesta a la crisis de refugiados también ha emprendido acciones solidarias como la donación de ropa.