¿Cuánto de tendencia debe tener una identidad visual?

 

El diseño de las marcas debe trascender las tendencias, pero también aprovecharse de ellas.

El ritmo acelerado en el que vivimos inmersos, hace que muchas tendencias nazcan y mueran también a ese ritmo. Lo que hoy funciona es probable que en unos meses esté obsoleto. Ya no es como antes, cuando imperaba cierta corriente o movimiento de forma más obvia, ahora conviven muchas y muy diferentes tendencias de diseño al mismo tiempo. Por eso resulta tan peligroso confiar el diseño de una marca a una moda meramente estética.

Una máxima del branding es que este sea funcional, pero también es cierto que las marcas no pueden (ni deben) abstraerse por completo de lo que sucede a su alrededor, tendencias incluidas. No debemos olvidar que los códigos visuales apelan al imaginario social y van ligados a una comprensión popular. En este sentido, los conceptos “moderno”, “clásico” o “tecnológico” no son estáticos sino que varían con el momento histórico.

El buen diseño maneja esto con mucha habilidad, encontrando siempre el equilibrio entre la tendencia y los códigos universales, esos que se alejan de la volatilidad del gusto. Un buen diseño de marca encontrará soluciones gráficas actuales y a la vez contendrá esa ‘verdad’ intrínseca a la marca que la hace sólida y diferente de base.

El branding debe abordarse desde una perspectiva a largo plazo y, aunque está bien jugar con las tendencias del momento, debemos saber elegirlas. Hay que trascender a la tendencia o el propio estilo de quien diseña y pensar lo que demanda el proyecto, el sector o el cliente concreto. Antes de guiarnos por una tendencia determinada, debemos plantearnos si ésta es relevante para nuestra categoría, nuestro posicionamiento actual o el grupo de consumidores al que nos dirigimos.

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