¿Cuáles son los límites de la elasticidad y flexibilidad de marca?
No es tan sencillo arrastrar el equity de una marca a otra.
El tequila de 250 dólares de Tesla ha reabierto el debate, polarizando a los profesionales del sector. Con un manual de branding en la mano, este tequila nunca funcionaría bajo la marca Tesla: se consideraría poco estratégico, en una órbita demasiado alejada de la marca madre y su actividad o posicionamiento. Pero, ¿y si se trata justo de mostrar que Tesla es capaz de hacer cualquier cosa que se proponga? ¿Basta con la confianza de marca para trascender a otro sector? ¿Es un desperdicio de recursos? ¿O algo que sólo pueden permitirse las marcas icónicas?
Aunque está claro que una marca bien construida lo tiene más fácil para ampliar el foco de negocio, debemos ir con cuidado, evitando caer en el oportunismo, poner en riesgo la confianza construida o perder el foco al intentar abordar escenarios en los que no somos expertos. Dicho esto, ¿quién no pasaría una noche en el hotel de Apple?

El exclusivo tequila añejo de Tesla, que cuesta 250$, ya se ha agotado.

Virgin, la ‘marca elástica’ por excelencia, ya está presente en sectores tan dispares como el aeronáutico o el del vino.

El fantástico universo de Disney se ha materializado en parques temáticos, cruceros y hoteles.

Orange Bank, presume precisamente de ser un banco que nace de la telefonía móvil.

Renault acaba de lanzar en nuestro país su propio banco de ahorro digital.

La revista Cosmopolitan también quiso salir del sector editorial y lanzarse a crear su propia línea de yogures. No funcionó.

Además de bolígrafos, maquinillas de afeitar y mecheros, BIC se aventuró con una colección de ropa interior que acabó cancelando.

Colgate apostó por el sector alimentación, lanzando una serie de platos de comida preparada. Fue un total fracaso.